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En ciertos días en los que solo ocupas ese poco tiempo libre que te queda, después de una vida de trabajo,estrés y rutina. En reflexionar sobre lo que has hecho, o lo que tienes pensado hacer durante ese tiempo, que pensamos que es largo e indefinido. Solo en ese momento en el que tu mente descansa, ves que todo lo que has llegado a recorrer, tiene una recompensa y nada se hace sin ningún fin aunque tardes un tiempo en encontrarlo. Continúa recogiendo sensaciones, recuerdos e ilusiones. Sintiendo cada paso.

En el primer momento en el que esta idea apareció, todo estaba claro en nuestras mentes y empezamos a organizar la que sería la ruta con mayor carga sentimental  que habíamos realizado hasta la fecha. Esta consistía en hacer cima, no en una montaña cualquiera sino llegar a hacer cima en la vida de todos nuestros seres queridos. Sabíamos que iba a ser duro, pero era el inicio de nuestra vida en familia, juntos. Comenzamos paso a paso disfrutando de la ruta y poco a poco a lo largo del camino empezaron a unirse a nosotros familiares y amigos, los momentos se iban acumulando y las anécdotas surgían una tras otra. Incluso dijimos que nos  íbamos a acordar de todos estos momentos durante toda la vida ¡¡ y es así!! . Seguimos caminando junto a vosotros pasando ratos buenos y malos. Aunque sin vosotros no estaríamos aquí en este mismo instante a punto de hacer cima juntos un año más. ¡Felices Navidades y Fiestas Montañeras! ¡Sigamos con la ruta de nuestras vidas! ¡A por un a...

Todo estaba dispuesto para dar ese gran paso, hacer una ruta preciosa en la que poder ver la grandiosidad de esa montaña. Iniciamos un duro ascenso por la culpa del viento, a medida que subíamos cumbre tras cumbre, nuestra emoción llegaba a ese clímax de fascinación y esplendor que tan ansiosamente fuimos a buscar. Las subidas eran unicas y los descensos reparadores, confiábamos en nuestras capacidades, literalmente nos encontrábamos en lo mas alto. El dia había pasado casi en su totalidad, las prisas por huir de la noche aparecieron, al igual que las ganas de marchar; nuestros walkies no paraban de sonar, alguno de los otros equipos iba a llegar al coche para poder así parar y descansar. Empezamos a fantasear, pues algo caliente hubiéramos necesitado para poder así desafiar sin cuartel lo que iba a convertirse en la lucha mas dura, posiblemente de nuestras vidas. La esperada noche nos arropó como una madre a un hijo, dándonos las buenas noches en ese paraje frío, oscuro, ...