Crónica de Madrid '25 (Zurich Rock´n´Roll Running Series Madrid)

 Crónica de Madrid '25

Zurich Rock’n’Roll Running Series Madrid 2025

Ayer, domingo 27 de abril, fue uno de esos días que quedarán grabados en la memoria. Completé mi segundo maratón de Madrid, y aunque estaba lleno de nervios, también de una gran ilusión, logré terminarlo en 3 horas, 52 minutos y 39 segundos. Un tiempo que me hace sentir orgulloso, sobre todo porque mejoré mi marca del año pasado, cuando hice 3 horas, 59 minutos y 6 segundos. Ha sido un viaje de superación, y al cruzar la meta, todo el esfuerzo valió la pena.

El momento previo: tensión y emoción

La mañana comenzó con una mezcla de sensaciones. Estaba en el cajón número 7 y sentía esa tensión en el aire, como cuando sabes que algo grande está a punto de suceder. El bullicio de los corredores, la música que llenaba el ambiente, y la ciudad de Madrid despertando poco a poco… todo se unía en un instante de emoción pura. No podía dejar de pensar: “Esto es lo que he estado entrenando durante meses. Ahora es el momento”.


Madrid, siempre Madrid: un recorrido que lo da todo

El recorrido de Madrid es sin duda uno de los más exigentes. El perfil de la ciudad nunca da tregua, pero lo compensa con creces. Cada kilómetro es una mezcla de esfuerzo físico y admiración por la belleza de la ciudad. Gran Vía, Cibeles, el Retiro, la Casa de Campo… todo eso se convierte en parte de la carrera, no solo como escenario, sino como una motivación extra. Porque aunque la subida hacia la Casa de Campo me hizo sentir que mis piernas pedían clemencia, el aliento de los espectadores y las bandas de música repartidas por el camino me daban ese empujón que tanto necesitaba.

La mejora personal: más que un tiempo

Lo que más valoro de este maratón no es solo el crono. Mejorar mi tiempo respecto al año pasado fue una gratificación, sí, pero lo más importante es la sensación de haber dado un paso más, de haber superado mis propios límites. El año pasado terminé en 3:59:06, y este año, con esfuerzo y dedicación, lo rebajé a 3:52:39. Puede que no sea una diferencia enorme, pero para mí es un reflejo de todo lo que he aprendido y trabajado en este tiempo. Cada entrenamiento, cada sacrificio, cada duda… al final, todo tiene su recompensa.

Un agradecimiento enorme a Madrid

Y cómo no, agradecer a la ciudad que hace que todo esto sea posible. A los miles de corredores que comparten este mismo sueño, a los voluntarios que dan lo mejor de sí mismos, y a todos los madrileños que, con sus gritos de ánimo, su música, y su energía, nos empujan hasta el final. No hay nada como ver esas caras conocidas o escuchar tu nombre en el aire, cuando el cuerpo ya no puede más.

Al cruzar la meta, con las piernas doloridas, pero el corazón lleno de satisfacción, me di cuenta de que esto es solo el principio. Esos momentos de cansancio y dolor se disipan cuando piensas en lo vivido, en lo conseguido.

Así que, por ahora, me despido con un “hasta pronto”, porque Madrid y yo tenemos una cita probablemente el próximo año, cruzo dedos por Londres 2026. ¡Nos vemos en la próxima línea de salida!




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